Albarán
febrero 1, 2015
A fecha de hoy llevo 6.441 kilómetros entre whike y bicicleta, 149 horas sentado en el whike, 65 kilómetros de natación y 35 sesiones de gimnasio, en un total de 139 días de entrenamiento. Me he descontado de las pitadas de los coches, muchos conductores sacan la cabeza y el brazo por la ventanilla, realmente no termina de ser un saludo y tampoco es que pueda considerarse una celebración como cuando gana su equipo, no sé bien del todo interpretarlo, pero parece que se sacan una espina y luego continúan más a gusto. Lo importante es que se alegran. Bien. Las frases más meritorias hasta la fecha son: “¿te lo has fabricado tú?”, “¿para qué sirve la vela?”, “te lo cambio por la mía y te regalo el transistor”, y “¡ahí valent!”. Llevo 6 pinchazos, un reventón, 3 cubiertas desgastadas, unas gafas partidas en dos al caerse en marcha y ser aplastadas por la rueda, unas zapatillas de ciclismo consumidas y una buena cantidad de recambios y modificaciones aplicadas al whike necesarias para una travesía de esta envergadura, 41 horas de estudio de cartografía, 15 sesiones de rehabilitación por un derrame de líquido sinovial en la rodilla izquierda, un resfriado, una entrevista con un catedrático de meteorología y 21 post escritos.
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