¿Cuál es tu poder?

Hacer entrevistas de selección es tener el privilegio de observar cómo otros despliegan y aprovechan su oportunidad. Así lo veo yo. No pierdo de vista mis objetivos como seleccionador pero también deseo que los consigan los demás. Hago muchas al cabo del año. Escucho y aprendo. En una ocasión conocí a una mujer que había luchado por su anterior empleo. Era su sostén de vida y ahí no cabe un paso atrás. La habían contratado como vendedora a puerta fría. Vendedora de enciclopedias. Nada fácil. Sumó unos cuantos fracasos antes de ocurrírsele la siguiente táctica: en primer lugar, en los hogares humildes funcionaría apelar al miedo a que los hijos se quedaran con tan poca cultura como los padres, en segundo lugar, vender las enciclopedias a juego con el color del sofá del cliente, si tenían el sofá verde les entraba con la enciclopedia de Félix Rodríguez de la Fuente, si el sofá era azul les encasquetaba la enciclopedia de la salud, si era marrón o de tonos rojizos la de bricolaje…. Después de algún tiempo alcanzó los objetivos de venta y paralelamente acumuló suficiente asco contra sí misma como para pensar en cambiar de trabajo.

Detrás de toda noble idea espera el realismo, por tanto no se espera que seas excelente, se espera que tengas los límites de tu ambición bien definidos, que no confundas iniciativa con rebelión. Ciertamente si todo el mundo pensara mucho no se generarían pingües oportunidades para unos pocos, se espera que seas mediocre. No pasarán menos de diez ilusiones por tu cabeza a lo largo de la vida sin que muevas un dedo para intentarlas. ¿O sí?

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